domingo, 2 de agosto de 2015

Dear...

Dios, hay tantas cosas que quisiera decirte y que mi orgullo no me permite ni siquiera pensar. Me gustas, me gustas muchísimo y no hablo sólo de tu físico, aunque es cierto que quizá si no fueras tan guapo hubiera sido más difícil que me fijara en ti. A veces tengo la sensación de que hay algo más allá, algo que las demás personas no pueden ver y yo sí. Pequeños pedazos de tu sonrisa, de tus preguntas inseguras, de las veces que me pides que te avise en cuanto llegue a mi casa. Eres una buena persona y en el fondo sé que tienes un buen corazón. Entonces ¿por qué elegiste hacerme esto a mí? ¿No pensaste que yo también era una buena persona que podría sentir algo más por ti?
Supongo que es en parte mi culpa, no he jugado limpio contigo. Jamás te he dicho ninguna de estas cosas, como me siento cuando te veo o cuando nos besamos. Ahora que borré tu número tampoco puedo decirte cuanto te extraño, lo más cerca que he estado fue cuando te dije que no volvería a hacerlo a menos que la apuesta fuera diferente y tú creíste que hablaba de moteles.
Dios, lo he arruinado todo. Yo... yo no estaba pensando, en serio lo siento. No pensé que... yo sé que es tu amigo, y no estoy pensando en salir con él, sé que no se va a enamorar de mí, sólo... sólo estaba intentando acercarme a ti, a lo que te gusta, a tu vida, no creo que él tenga una oportunidad conmigo, no quiero que pienses que intentaba ponerte celoso o que soy una zorra tan asquerosa que haría lo que tú me hiciste a tu mejor amigo, pero ¿cómo puedes saberlo? jamas te lo he dicho, no me conoces y
nunca lo sabrás.


2 comentarios:

  1. Preciosa, te he nominado a un premio en mi blog.

    Besos ♥

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  2. Me ha gustado el texto y como escribes, espero leer algo más pronto ^^
    Besos, me quedo por aquí.

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