¡15 seguidores! ¡Qué emoción! ¡Qué nervios! Muchas gracias por sus comentarios y por leer lo que escribo, esta novela es prácticamente mi vida, mis amigos, los chicos, quizá con unas pinceladas de drama por aquí y por allá. Me encanta compartirla con ustedes. Esta semana estuve con una fuerte infección en la garganta y por eso no pude visitar sus blogs, pero estoy de vuelta.
Capítulo 3 ~ Parte 2
-No, sólo somos amigos.-
Deja de abrazarme.- ¿O no?
-Sí, supongo que sí… por
ahora.
Ese por ahora es el que me
hace un lío. Mi corazón late muy fuerte. Acaricio su cabello, enredo mis dedos
a pesar de que está demasiado corto. Su piel es suave, fresca. Dios, estoy
alucinada.
-Si fueras mi novia-dice de
pronto- no te dejaría salir con cualquier muchacho, ni que te abrazara.
-Bueno, es que mi novio me
tiene mucha confianza
-Quiero besarte.
No tengo respuesta para eso.
-Pero tengo novio
-Y por eso no lo haré, pero
no tienes idea de las ganas que tengo de besarte.
Mira su reloj.
-Ya casi tengo que irme.
-Te acompaño a la parada.
-Está bien.
-Oye Aaron, me gustas. –y en
cuanto lo digo me doy cuenta de que es verdad, y me arrepiento.
-Dime una cosa, la verdad.
¿Por qué me empezaste a hablar?
Suspiro, la verdad es larga,
es dolorosa y penosa. No puedo decirle que quería hacerle un favor a una amiga,
que yo lo consideraba apenas un poco más que guapo y que por eso mismo me había
ofrecido a hacerlo. Veo sus ojos verdes, siento sus caricias, me desarma.
-La verdad es que una amiga
quería hablar contigo, pero no se atrevía. Se llama Mariela.
-¿sólo me hablas para
presentarme a tu amiga? A lo mejor debería estar saliendo con ella y no contigo
-no, no es así es sólo que…
-dime la verdad
-es esa, en serio, puedo
enseñarte la conversación
-no te creo nada. –se
levanta y yo lo sigo hasta donde el autobús se detiene.
Por primera vez en un año y
algunos meses de más, alguien me hace dudar de mi relación con Fernando, no es
que nunca haya hablado con otros chicos o encontrado a alguien por la calle que
me pareciera particularmente guapo, pero jamás había pasado por mi mente volver
a ser soltera. Corrí hasta mi casa con un único pensamiento. Aaron Santos y yo
éramos muy diferentes, pero podíamos aprender mucho del otro. De pronto, quise
ser parte de su vida, conocerlo y que él me conociera a mí.