¡Hola chicas! Feliz mitad de semana, no saben lo bonito que es entrar al blog y ver todos sus bonitos comentarios, de verdad que ustedes hacen mis días más fáciles. Acabo de entrar a la escuela y ha sido muuuuuy difícil volver a la persona que inspiró toda esta historia. Sin más, les dejo el siguiente capítulo. Espero sus comentarios. En los siguientes días me pondré al corriente con los comentarios, seguiré visitando blogs y con suerte haré algo bonito para el diseño.
Capítulo 2 Parte 1 Aquí
Capítulo 2 Parte 2
Mis compañeras están a punto
de marcharse, cada una toma un pequeño juego de papeles y yo guardo los
sobrantes en mi mochila.
-Adivinen quien me acompañó
por las copias…-les suelto a mis amigas mientras caminamos a la parada
-¿Qué hiciste?-me pregunta
Norma, la única con autoridad moral para reprocharme algo.
-no me digas que… -Sahily
deja la frase en el aire y Mariela no tarda ni un segundo en completarla: Aaron
Santos, no puede ser.
-¿Y qué te dijo?- Sahily habla, pero todas quieren saber más,
excepto Anaid que se despide con la mano, es nuestra compañera ocasional,
siempre enferma o con actividades más importantes que la escuela nos deja
colgadas con frecuencia, hemos aprendido (o al menos yo) a prescindir de ella.
-Nada, ya sabes, platicamos
un poco.
-No vayas a hacer alguna
tontería. –Norma me sonríe pero sé que lo dice en serio, con ella siempre hay
que tener cuidado. Es de una ciudad al sur del estado, morena y de cabello al
hombro, tiene un vocabulario extenso de groserías que no tiene reparo en utilizar.
-¿No quieren ir a mi casa un rato?
La verdad es que me agrada
la idea, la mayoría del tiempo la
pasamos ahí, viendo películas de terror o durmiendo entre clase y clase, pero
necesito llegar a tiempo para ver a Fernando. Sahily también dice que no y juntas
esperamos el camión frente a la escuela.
Tengo una cucharada de sopa
en la boca cuando mi teléfono vuelve a vibrar.
Aaron: ¿dónde estás?
Laura: Acabo de llegar a mi
casa
Aaron: yo acabo de salir
Laura: Te dije que no
entraras, jajaja.
Aaron: Oye
Aaron: Quiero verte
Laura: ¿Quieres que regrese
a la escuela?
Aaron: Sí, o si quieres nos
vemos en otro lado
Laura: Bueno, camina por el
camellón hacia finanzas y yo te alcanzo.
Aaron: No quiero caminar
mucho
Laura: Ya voy para allá
Decido sacrificar mi
maquillaje para terminar mi sopa y el bistec empanizado que mi abuela cocinó
para mí, subo corriendo hasta mi habitación me cuelgo una mochila al hombro, la
lleno con bolsas pequeñas de plástico y con una pequeña pelota roja antes de abrirle
la puerta a mi perro. Me parece una gran idea llevarlo. Dalí necesita pasear al
menos durante media hora para que no enloquezca durante la tarde y pueda dormir
plácidamente en mi regazo. Además eso disminuirá la tensión de una cita. Camino
rápidamente, es una larga subida hasta la avenida, las piernas me arden y
pequeñas gotitas de sudor empiezan a escurrir por mi frente. No hay nada más sexy, sin maquillaje, llena de pelos de perro. Definitivamente voy a arrasar.
Es divertido y un tanto irónico porque la semana anterior, cuando quedó de
saludarme en la escuela me había esmerado por escoger ropa que me sentara bien,
enchinar mis pestañas y darle color a mis labios. ¿Quién no quiere ser vista
con el chico más guapo de la escuela? Y no sólo eso, yo me daría el lujo de
rechazarlo.
Buen día! Soy de las chicas que prefieren una cita natural, sin agobios de "llevaré bien el maquillaje?" "el viento no para de levantarme el vestido" "se habrá dado cuenta que llevo calcetines diferentes?". En fin, no soy una experta en citas, la verdad, pero creo que cuando más natural vayas, más cómoda y segura estarás.
ResponderEliminar- sonríe eternamente -
¡Me encanta como escribes!
ResponderEliminarVi tu comentario de hace varios días, jaja. ¡Ya he vuelto! Nos leemos :)